Nací y crecí en un pueblo de Toledo, entre viñas y olivas. Y aunque adoro la capital soy manchega hasta la médula. Me encantan las reuniones familiares y de amigos, el pastel de atún, nadar, los retiros a pueblos perdidos, viajar, evadirme en mis sueños, los reencuentros, las sorpresas y contar historias.

Las personas son parte vital de este viaje, historias vividas, besos interminables y te quieros para siempre.

Siempre he creído que un video de boda era algo más que un conjunto de imágenes que muestran un día especial. Para mí, un video de bodas son sentimientos reales de personas reales.
La película de boda no trata solo de capturar momentos sino también de trasmitir emociones y eternizar recuerdos. Se trata de reflejar sentimientos que os cautiven y os trasladen de nuevo a ese único y maravilloso día.

Mi deber es plasmar los pequeños detalles que marcan la diferencia: la alegría de un niño, la sonrisa de una madre o el llanto de un padre que se emocionan con vosotros en un día tan especial.

Mi pasión por contar historias me lleva a buscar la perfección, a ser mejor cada día y jamás ponerme límites.